La historiadora Vera Tyuleneva dirigió la expedición al
norte de La Paz
Recomiendan adoptar una política nacional de conservación en
este camino. Sólo el 30% de la senda actual coincide con los registros que se
tenía en 1980.
Manuel Filomeno / La Paz"Probablemente sólo hay un guía que conoce este camino y puede llevar a la gente con seguridad a través de él”, señala la historiadora Vera Tyuleneva al referirse a Agustín Zambrana, quien le llevó a ella y al fotógrafo Rodrigo Rodríguez a través de los vestigios de un camino inca que conecta el valle con las tierras bajas, entre Apolo y San José de Uchupiamonas.
El camino, descrito en escritos históricos desde el siglo XVI, despertó la curiosidad de Tyuleneva, quien organizó la expedición con el auspicio del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade).
"Se trataba de un camino de conexión entre los Andes y las tirras bajas de Beni, siendo la continuación de otros dos caminos prehispánicos, cuya prolongación se dirigía, seguramente, a la fortaleza inca de Ixiamas”, dice.
El
camino, que se encuentra incluido en registro boliviano del Qhapaq Ñan (red
vial incaica), fue hasta la década de los años 80 utilizado para el
transporte de ganado, por lo que figura en muchos mapas de la época como un
camino de herradura.
"A pesar de encontrarse en el registro, ésta es la primera vez que se realiza una expedición para documentar evidencias de presencia cultural prehispánica”, indica la historiadora.
Actualmente, la senda es sólo transitable a pie y con gran dificultad a causa de múltiples derrumbes y de la vegetación tropical que lo cubrió por completo en gran parte de los tramos.
El redescubrimiento
La expedición que permitió redescubrir esta vía partió de Apolo los últimos días de septiembre y arribó a San José de Uchupiamonas a principios de esta semana. De acuerdo con Agustín Zambrana, la ruta fue completada luego de nueve días de caminata sobre serranías y bosque húmedo tropical.
"En muchos casos se tuvo que abrir senda en el bosque a golpe de machete, lo que hace que los tiempos se alarguen”, señala.
Zambrana indica, como ejemplo de esto, que la mitad del camino que atraviesa las serranías de Apolo se cubrieron en los primeros tres días de la expedición, mientras que la otra mitad, la cual corre dentro del Parque Nacional Madidi, tomó el doble.
Los hallazgos
Debido al abandono que sufrió el camino desde 1980, sólo el 30% de la senda actual coincide visiblemente con la antigua ruta inca, mayormente en los tramos de la parte alta del camino.
"Sin embargo, las evidencias aisladas de ingeniería inca se encuentran en todo el camino”, manifiesta Tyuleneva.
Estas evidencias incluyen los andenes continuos de entre uno y cuatro metros de anchura con la superficie nivelada, que recorren las laderas de las montañas, algunos fragmentos de empedrado y varios tramos de gradas talladas en la roca. Pero el hallazgo más significativo de la expedición está cerca de la localidad de Cotasacha, a 27 kilómetros de Apolo en línea recta, pero a 50 kilómetros siguiendo la ruta.
"Aparentemente se trata de un centro poblado fortificado de cuatro hectáreas o más, pero no se pudo realizar un estudio detallado debido a la tupida vegetación”, revela la historiadora. Los elementos más notables son estructuras con muros de dos metros de alto y hasta 50 metros de largo, según su testimonio.
Tanto el camino como el sitio arqueológico de Cotasacha se encuentran en grave peligro deterioro, en parte por la actividad humana, pero principalmente por factores naturales .
"El patrimonio cultural que contiene la zona requiere de la intervención de arqueólogos y conservadores con el apoyo de los gobiernos municipal, departamental y nacional, de lo contrario desaparecerán en un futuro cercano”, apunta Tyuleneva.
El Qhapaq Ñan o Camino Real Inca
El Camino Real Inca o Qhapaq Ñan se extendía desde el sur de Colombia, pasando por Ecuador, Perú y Bolivia hasta la Argentina y Chile. Es considerado una de las construcciones monumentales de mayor trascendencia en el continente. La ruta tiene diferentes ramales y fue la columna vertebral de un imperio.
En Bolivia, la mayoría de los estudios del Qhapaq Ñan tratan principalmente de caminos ramales, concentrándose éstos en el departamento de La Paz, como en los Yungas, Oruro, Cochabamba y Potosí.
Como parte del Tahuantinsuyo, el Qollasuyo, zona que abarca la mayor parte del occidente boliviano, llegaba desde las tierras bajas amazónicas hasta norte chileno-argentino, donde existían dos ramales principales del denominado camino real: Urco (masculino, frío, seco, árido, superior, derecha y alto) y Uma (femenino, húmedo, fértil, inferior, izquierda, bajo).
Urco recorría por las altas estepas del altiplano andino, mientras que Uma ha sido construido por los valles de la zona que son Lupacas, Pacajes, Carangas, Quillacas Azanaques, Aullagas, Uruquillas, Sevaruyos, Cara Caras, Charcas Chichas y Lípez, en el departamento de Potosí.
"A pesar de encontrarse en el registro, ésta es la primera vez que se realiza una expedición para documentar evidencias de presencia cultural prehispánica”, indica la historiadora.
Actualmente, la senda es sólo transitable a pie y con gran dificultad a causa de múltiples derrumbes y de la vegetación tropical que lo cubrió por completo en gran parte de los tramos.
El redescubrimiento
La expedición que permitió redescubrir esta vía partió de Apolo los últimos días de septiembre y arribó a San José de Uchupiamonas a principios de esta semana. De acuerdo con Agustín Zambrana, la ruta fue completada luego de nueve días de caminata sobre serranías y bosque húmedo tropical.
"En muchos casos se tuvo que abrir senda en el bosque a golpe de machete, lo que hace que los tiempos se alarguen”, señala.
Zambrana indica, como ejemplo de esto, que la mitad del camino que atraviesa las serranías de Apolo se cubrieron en los primeros tres días de la expedición, mientras que la otra mitad, la cual corre dentro del Parque Nacional Madidi, tomó el doble.
Los hallazgos
Debido al abandono que sufrió el camino desde 1980, sólo el 30% de la senda actual coincide visiblemente con la antigua ruta inca, mayormente en los tramos de la parte alta del camino.
"Sin embargo, las evidencias aisladas de ingeniería inca se encuentran en todo el camino”, manifiesta Tyuleneva.
Estas evidencias incluyen los andenes continuos de entre uno y cuatro metros de anchura con la superficie nivelada, que recorren las laderas de las montañas, algunos fragmentos de empedrado y varios tramos de gradas talladas en la roca. Pero el hallazgo más significativo de la expedición está cerca de la localidad de Cotasacha, a 27 kilómetros de Apolo en línea recta, pero a 50 kilómetros siguiendo la ruta.
"Aparentemente se trata de un centro poblado fortificado de cuatro hectáreas o más, pero no se pudo realizar un estudio detallado debido a la tupida vegetación”, revela la historiadora. Los elementos más notables son estructuras con muros de dos metros de alto y hasta 50 metros de largo, según su testimonio.
Tanto el camino como el sitio arqueológico de Cotasacha se encuentran en grave peligro deterioro, en parte por la actividad humana, pero principalmente por factores naturales .
"El patrimonio cultural que contiene la zona requiere de la intervención de arqueólogos y conservadores con el apoyo de los gobiernos municipal, departamental y nacional, de lo contrario desaparecerán en un futuro cercano”, apunta Tyuleneva.
El Qhapaq Ñan o Camino Real Inca
El Camino Real Inca o Qhapaq Ñan se extendía desde el sur de Colombia, pasando por Ecuador, Perú y Bolivia hasta la Argentina y Chile. Es considerado una de las construcciones monumentales de mayor trascendencia en el continente. La ruta tiene diferentes ramales y fue la columna vertebral de un imperio.
En Bolivia, la mayoría de los estudios del Qhapaq Ñan tratan principalmente de caminos ramales, concentrándose éstos en el departamento de La Paz, como en los Yungas, Oruro, Cochabamba y Potosí.
Como parte del Tahuantinsuyo, el Qollasuyo, zona que abarca la mayor parte del occidente boliviano, llegaba desde las tierras bajas amazónicas hasta norte chileno-argentino, donde existían dos ramales principales del denominado camino real: Urco (masculino, frío, seco, árido, superior, derecha y alto) y Uma (femenino, húmedo, fértil, inferior, izquierda, bajo).
Urco recorría por las altas estepas del altiplano andino, mientras que Uma ha sido construido por los valles de la zona que son Lupacas, Pacajes, Carangas, Quillacas Azanaques, Aullagas, Uruquillas, Sevaruyos, Cara Caras, Charcas Chichas y Lípez, en el departamento de Potosí.
FUENTE: http://www.paginasiete.bo/sociedad/2013/10/5/investigadores-redescubren-antigua-ruta-inca-apolo-2330.html
0 DEJE SU OPINION :
Publicar un comentario